Seguro que todos vosotros habeís sentido la
necesidad irrefrenable de achuchar a vuestras cobayas, pero al ser tan pequeñas
no es posible, ¿verdad? Pues no seré yo quién haga eso posible ya que es
imposible. Pero sí que hay una manera de reprimir esas ganas, y es abrazando a
una capybara.
Para quienes no las conozcan aquí os
comentamos un poquito sobre ellas.
Estas cobayas gigantes no son como las
nuestras, por lo menos no en tamaño, ya que las capybaras miden mas de 1 metro
de largo y pesan nada más y nada menos que una persona adulta. Así que no
podemos cogerla en brazos.
Por otro lado, la alimentación es muy parecida
a la de las cobayas ya que las capybaras también son herviboras. En su hábitat
natural también viven en grandes grupos, otra vez, igual que las cobayas. Las
podemos encontrar libremente correteando por Colombia y diversos países de América Latina.
Su época de apareamiento es durante la
primavera, y pueden dar a luz hasta 8 nuevas capybaras, mientras que las
cobayas no pueden hacerlo. A diferencia de las cobayas que tardan sobre
2 semanas en desamamantarse de su madre, las capybaras pueden comer hierba a la
semana de haber nacido, pero pueden seguir amamantando hasta 16 semanas. Y, ojo
al dato, porque es muy curioso: amamantarán de cualquier madre que se ofrezca,
no harán reparo alguno.
Tienen un rasgo en común con los hipopótamos,
y es que las capybaras están totalmente adaptadas a la vida en el agua y el
lodo. Aunque parezca cosa sorprendente, son muy rápidas en el agua al igual que
en tierra. Si se quieren dar un chapuzón, dan un salto tan increíble que se
sumergen en el agua de cuerpo entero y pueden quedarse ahí varios minutos. Las
patas ya no se parecen tanto a las de las cobayas. Éstas son gruesas y
parcialmente palmeadas, no parecen garras como las de las cobayas, ya que les
ayuda a ser grandes nadadoras.
Suelen estar acomodadas entre los jacintos de
agua, que les sirve a las crías para protegerse de los caimanes que puedan
acechar. Por suerte los caimanes no pueden contra una capybara adulta porque
tienen una piel muy gruesa, pero las crías son un objetivo fácil y suculento.
De hecho solo 1 de cada 20 crías sobreviven, por ese motivo tienen que aprender
a nadar audazmente y así escapar de su depredador.
Entrada redactada por: Lau
2 comentarios:
que bonito
que bonito
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